La experiencia de tener un Hijo.
Tener en hijo es
conocer el amor verdadero, es saber que la bondad de Dios existe y se refleja
en la inmensa felicidad que cada palabra suya construye en el corazón nuestro.
Es observar el mañana
con nuevos ojos, donde las posibilidades son infinitas para crear un mundo
bello que permita a esos chicos construir un futuro eterno de logros, éxitos y unión familiar.
Es lograr alcanzar el
cielo con un abrazo de tu hijo, lleno de inocencia que alimenta el alma con
promesas infinitas en un mejor existir, cuando todo es posible solo con el
aliciente de ser mejor por ese ser que se ama.
Es callar ante sus
preguntas lógicas, que ponen en jaque a
la razón y se desbordan miles de respuestas
para elegir la más exacta y sencilla sin
truncar sueños o anhelos de este ser tan frágil, que inspira el amor más
fraterno y sincero.
Es comprender que la
vida cambia en nuestro proceder, que nuestros sueños y aspiraciones giran y se
tornan en nuevas sensaciones, lo que anhelamos pasan a un
segundo plano mientras nuestro entorno se dirige a compartir nuevas experiencia
con nuestro pedazo de cielo.
Es cambiar nuestras
noches placenteras por tiempo para jugar, cuidarlos, guiarlos, escuchar
historias y esperar que duerman tranquilos en sus sueños, es cambiar nuestra
forma de vivir, para poder vivir con ellos.
Es tener la sensación
que no estás solo en el mundo y que un nuevo despertar surge en nuestras vidas,
nuevas esperanzas en un ser tan indefenso, nuevas ilusiones de cambiar todas
aquellas cosas malas que nos afligen para enseñar a ser personas excelentes y
valiosas para el mundo.
Es sentirse orgulloso con cada nuevo paso, sonreír con sus locuras, susurrar con sus miradas, ver el infinito del mar en sus ojos, sentirse orgulloso con una nueva palabra, entregarse al mundo en sus abrazos, un hijo es aprender a dar amor de diferentes formas a cada instante sin esperar nada a cambio, tan sencillo amar a quien es parte del ser.
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